antigripales

Al estar enfermos pensamos en antigripales. La frase que más repetimos en el mostrador de la Farmacia: “dame algo rápido, que no quiero que esto vaya a más”, solemos responderos con tres preguntas: ¿Qué síntomas tienes? ¿eres alérgico a algún medicamento?, ¿estás tomando algún tipo de medicamento? ¿Puedo prevenir un resfriado?

Y es ahí, cuando de verdad os «abrís» ;), y comenzáis en una explosión de lenguaje verbal y no verbal, a contarnos y «escenificarnos» los síntomas, que más nos molestan y perturban nuestro día a día, mientras nuestra mirada ya está puesta o buscando el lineal.

Es entonces, cuando nos giramos y nos disponemos a buscar el antigripal que a nuestro criterio sanitario y tras escuchar todo lo que nos han contado puede ayudaros a calmar esos síntomas.

Y digo calmar, no curar. Porque para todos aquellos/as que puedan albergar dudas, los antigripales no curan y mucho menos previenen, tan solo tratan los síntomas.

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¿Qué antigripal es mejor?

No hay antigripal ni mejor, ni peor. Siempre tenemos que decantarnos por aquel que, por su composición, consigamos que trate los síntomas que más nos molesten.

Siempre, por supuesto, teniendo en cuenta la variabilidad que hay entre cada uno de nosotros, es decir, la edad, el peso, si tenemos alguna enfermedad de base, si estamos con un tratamiento farmacológico determinado, si estamos embarazadas….

¿Cómo sé que antigripal puedo tomar?

Permitirme que te diga, y dada la facilidad de acceso a los medicamentos sin prescripción médica que existe, que aquí el consejo farmacéutico, es clave para evitar efectos adversos no deseados y SUSTOS inesperados que puedan poner en riesgo nuestra salud.

Por eso, siempre, siempre, recomiendo, que consultes a los Farmacéuticos ante cualquier duda. Las personas que tienen los niveles altos de ácido úrico toman el medicamento Alopurinol Aurax, el cual es un tratamiento que debes llevar bajo la supervisión de un médico, para que este administrando las dosis necesarias, como con cualquier antigripal.

Recuerda que no debes de automedicarte solo, ni tomar demasiadas pastillas. Cuida tu salud y cuídate tú.

¿Qué suelen llevar los antigripales?

Así, a grandes rasgos y por no extendernos, los antigripales, suelen tener en común algunos principios activos como son:

-Clorfenamina: Un antihistamínico que ayuda a tratar los síntomas de tipo alérgico (goteo nasal, picor de ojos, estornudos…) suele dar algo de somnolencia dependiendo de cada uno.

-Pseudoefedrina o Fenilefrina: Descongestivos que alivian la congestión nasal provocada. Contraindicado en casos de hipertensión, especialmente aquellos que no estén controlados.

-Paracetamol: Analgésico y antipirético. Nos ayudan a combatir el dolor y la fiebre.

-Dextrometorfano: Antitusivo, que nos ayuda a tratar la tos seca, es decir, aquella irritativa, o tos nerviosa.

También, dentro de la gran variedad que existen, los hay que en su composición contienen ibuprofeno o ácido acetilsalicílico en lugar de paracetamol, para tratar ese dolor y fiebre.

Aquí, también es de gran importancia que los que son hipertensos, consultes siempre antes de la idoneidad de hacer uso de unos u otros, porque te recuerdo que el uso de los antigripales está contraindicado en hipertensos.

¿Cuánto tiempo puedo estar tomando un antigripal?

Por norma general, tomando un antigripal una semana, los síntomas, suelen remitir.

No hay que olvidar, que siempre debemos tomar la dosis mínima eficaz, y que en cuanto los síntomas remitan, debemos dejar de tomarlo. Ya hemos comentado, que no curan, no previenen.

Y además, siempre debemos acompañar de ciertas medidas higiénico-dietéticas dichos tratamientos.

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¿Cada cuánto tiempo debo tomar un antigripal?

Por norma general, la posología, suele ser cada 6 o 8 h en función de la concentración que contenga de principios activos cada marca comercial. Pero aquí, es importante recalcar, que la posología varía también en función de la necesidad, eso sí, con sentido común y sin sobrepasar los límites establecidos para cada principio activo.

Un ejemplo claro, sería con el paracetamol o el ibuprofeno, del que abusamos cuando probablemente ya no lo necesitemos.